LA EVALUACIÓN, UNA MIRADA DESDE OTRA PERSPECTIVA
LA EVALUACIÓN, UNA MIRADA DESDE OTRA PERSPECTIVA
La evaluación se
concibe como un medio al servicio de la educación que se desarrolla como un proceso organizado y riguroso tendiente a la
recolección de información significativa que permite al evaluador hacerse
juicios de valores y tomar decisiones para
mejorar la actividad educativa, por ello debe ser constante, sistemática,
flexible participativa y formativa, expresada en informes que permiten conocer
el desempeño y los avances del evaluado
para crear y proponer estrategias
pertinentes y coherentes para continuar un buen proceso educativo.
Haciendo un análisis
de lo anterior, me permito afirmar que la evaluación debe ir más allá de una simple técnica
de enseñanza, o incluso una técnica para lograr la disciplina de un individuo o
grupo de individuos dentro de un salón de clases. Es una gran herramienta de retroalimentación para los
educandos que permite identificar los
logros y las dificultades para así poder diseñar e implementar estrategias para apoyar a los
evaluados que presenten dificultad. Por esto, también debe mirarse la
evaluación como un proceso integral que va más allá de un simple resultado y no como una acción más del docente
cuya materialización y perfeccionamiento está supeditado al día de la prueba y
a la respuesta del cuestionario por parte del evaluado.
La evaluación debe cimentarse
sobre bases y principios sólidos como la flexibilidad, la participación, la
democracia, pero sobre todo, del reconocimiento del rol
protagónico del evaluado. Protagonismo que no implica que el estudiante sea
considerado como el único responsable de los resultados y de manera conclusa
determine la capacidad del evaluado, la no preparación y por ende, la no promoción
al grado siguiente, a menos que cambie de actitud y logre superar sus falencias. Desprenderse de esta
consideración permite comprender que el éxito de un buen proceso evaluativo no
depende única y exclusivamente del estudiante, sino de otros factores dentro de
los cuales podemos mencionar a la familia, la sociedad, el entorno escolar, las
políticas educativas del gobierno, el diseño de la prueba, e incluso, el mismo maestro.
Aunque en la actualidad algunos
lineamientos normativos han sugerido cambios y avances en la interpretación y
aplicación de la evaluación a nuestros estudiantes, no podemos desconocer que estos no han sido del todo suficientes, ya
que estos cambios no son del todo profundo y además, no están acompañados de
políticas unificadas del gobierno y de la participación y escucha de los
involucrados en el proceso y en ocasiones solo son políticas educativas
estatales que responden más a las exigencias económicas internacionales que a las mismas necesidades educativas y
sociales de nuestros estudiantes.
La evaluación implica tener en cuenta factores externos o internos del evaluado que favorecen o perjudican los procesos educativos por ello, su valoración es concertado, flexible en busca de la mejora, la calidad del aprendizaje.
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